lunes, 13 de septiembre de 2021

MUJERES TRÁGICAS EN LA LITERATURA: ANNA KARENINA, SEGUNDA PARTE

 


En una entrega anterior realicé un retrato del personaje principal, Anna Karenina, una mujer que se encuentra atrapada en un matrimonio  que no le satisface en absoluto. En contraparte se encuentra Kitty, una inocente joven que se enamora de Vronsky, un joven y apuesto conde cuya reputación de seductor sucumbe ante los encantos  de esta mujer casada. Debido a esta situación, la joven Kitty sufre  una gran crisis emocional que la impulsa a enfrentarse a la condición humana, siempre trágica e imprevisible.

La princesa Kitty es hermana de Dolly, la cuñada de Anna; posee cualidades propias de una joven casadera, es rica, alegre e inocente, pero sobretodo miembro de la rancia aristocracia rusa. No carece de pretendientes, entre ellos un joven llamado Kostas, amigo de la familia y quien representa al mismo Tolstoi por medio de las angustias y cuestionamientos sobre la sociedad rusa del siglo XIX.



 




 A pesar del futuro brillante que la rodea, Kitty es un personaje que representa la visión del ideal femenino del siglo XIX, que sufre una transformación al enfrentarse a la realidad mundana cuando se enamora de Vronsky, un hombre moderno de este siglo; deportista, sociable, galante, pero depende económicamente de  su madre. Por esta razón, Kitty se le aparece como una buena oportunidad, no ella como mujer mucho menos como individuo, porque  no se puede liberar a quien desconoce que no es libre, sino como la llave a la autonomía financiera por medio de la dote que la familia ofrece. Ella vive en una burbuja familiar y social que revienta  con la irrupción de Anna en esta dinámica, en el instante donde le roba la atención de su pretendiente.




Anna Karenina es una mujer en toda la extensión, tiene experiencias de la vida contra las que Kitty joven virginal, no puede competir, por eso fue vencida. Incapaz de sobreponerse, el rescate llega con el exilio a un centro de reposo, donde presa del dolor, ayuda a seres más desafortunados en cuya sanación halla la suya propia. En esta crisis es  donde Tolstoi le devuelve la condición  humana a Kitty, pues la sensibiliza, la sitúa en el mundo real, la aleja del ocio, del derroche y la frivolidad  de la sociedad rusa a la que pertenece. Es a través de esta metamorfosis que Kitty reestructura su cadena de valores así como los afectos de su corazón.

Al contrario de Anna, Kitty no es condenada a la trágica suerte de la mujer enamorada del siglo XIX, pues no transgrede ninguna regla social porque su inteligencia supera sus emociones femeninas (tan criticadas por el pensamiento masculino) puesto que  el castigo para aquellas que desbordan su sensibilidad  y erotismo son terribles. En consecuencia Kitty es recompensada en su virtud con un matrimonio afortunado: se convierte en la esposa de  Kostas, la representación de Tolstoi en la novela de quien hablaré en la última parte.