sábado, 25 de abril de 2020

Reseña de “Los días y los años “de Luis González de Alba


El año 1968 es un punto de inflexión en la historia de Occidente, y en particular para los movimientos estudiantiles que ocurren  un período caracterizado por  la llamada “Guerra Fría” entre dos bloques tanto ideológicos como económicos: capitalismo vs socialismo (con los resultados que todos conocemos)  y  que quedaron manifiestos con la caída del muro de Berlín en 1989.

Esto último, sin embargo, era una realidad  desconocida  en la turbulenta década del ’60 puesto que  las distintas organizaciones a favor del comunismo  en los campus universitarios enarbolaban  banderas con rostros de Lenin, Fidel Castro, Stalin y el Che, quienes como estrellas mediáticas terminaron por  abandonar la lucha de clases entre los obreros que durante las primeras décadas del siglo XX había servido de plataforma política  para convertirse en los ídolos de estos jóvenes nacidos en la posguerra , en los denominados “ rebeldes sin causa”( una generación ignorante de  los horrores de la guerra y sus nefastas consecuencias),quienes, acompañados de ropa estrafalaria y los guturales  sonidos del rock clamaban su presencia en el mundo.



Bajo este telón el escritor Luis González de Alba, narra la historia previa y posterior de los acontecimientos que marcaron el 2 de octubre de 1968 como miembro activo del movimiento estudiantil en la UNAM (Universidad Nacional de México). Sin romanticismos ni aspavientos, el autor  marca las fechas y los asuntos que decantaron en la trágica fecha que marcaría con fuego en el imaginario colectivo de la historia mexicana, que, una decena de días después  tendría sus primeros y hasta la fecha, únicos Juegos Olímpicos.

Con una escritura fluida, González de Alba ofrece una crónica de primera mano sobre los participantes del movimiento estudiantil que marcó a una generación completa en el orbe, esa que bailaba con los Beatles, que soñaba la pesadilla nuclear, que se aventuraba en  la “Revolución sexual”, en un México distinto al de sus predecesores: industrializado, cosmopolita, desencantado en sus estructuras más tradicionales.



A título personal, la lectura de este libro es fluida, contiene algunas pinceladas poéticas que aligeran al lector, los personajes describen con veracidad de primera mano  a los estereotipos de los jóvenes mexicanos  de finales de los sesenta del siglo XX. Este libro es el referente  básico para conocer la historia del movimiento estudiantil  más relevante de  México hasta la fecha y que por desgracia, ahora es un justificante  para que ciertos grupos realicen destrozos  manchando la memoria de aquellos que solo buscaban expresar sus ideas.

sábado, 11 de abril de 2020

Reseña de Fahrenheit 451, de Ray Bradbury




Este es uno de los libros de ciencia ficción cuya trama causa enorme angustia entre los lectores contemporáneos debido a la trama principal: un mundo distópico inmerso en constantes guerras, con un “eterno enemigo” al acecho, donde un gobierno dictatorial adiestra a sus bomberos para generar incendios no para mitigarlos, y no solo eso, la labor de estos es destruir todos los libros que encuentren.
La gran interrogante “¿Por qué?” “¿Qué tienen los libros de malo?” surge en la mente de nuestro protagonista Guy Montag, quien luego de varios años y tras aniquilar bibliotecas enteras, confronta a uno de los baluartes de la civilización humana: la transmisión del pensamiento humano y sus valores por medio de la letra impresa en papel. 

Criado en una sociedad donde el estado posee el control absoluto de todas las actividades de los individuos, víctima de un adoctrinamiento total desde joven por las ideas de su gobierno, Montag entra en una hecatombe existencial cuando lee unas pocas páginas de un libro y su universo cambia diametralmente. Una vez en el abismo y regresado de él , ya no puede continuar con su vida en un matrimonio fantasma habitado por pantallas omnipotentes , con una esposa enajenada que tiene solo afecto para estos personajes ficticios que habitan la televisión .
El escritor de esta fantasía, Ray Bradbury, como miembro de la sociedad de la posguerra a finales de los años 40 (posiblemente inspirado por las dictaduras de la época) nos ofrece un panorama donde el totalitarismo y el colectivismo son los moldes correctos a seguir. El individuo libre tanto de acción como en su conciencia es peligroso y merece la extinción en este alternativo cosmos occidental. 


El acercamiento de Guy con la literatura de alguna manera recuerda a los lectores (entre los que me incluyo) quienes sin mayores expectativas entraron en el dialogo con las ideas de distintos antecesores, de seres que, aunque muertos, vivirán en el universo de las palabras eternamente. Esto también ocurre cuando conoce a otros personajes que han dejado la masa humana para ser individuos, y como él, únicos e irrepetibles.
La principal falla que le encuentro al libro es que si bien los personajes cuentan con personalidades definidas renuncia a la profundización de los mismos en aras de no opacar al protagonista. Tampoco nos adentra al lectura en el mundo alternativo que les rodea a estos individuos, se asoman vestigios de otras lecturas (1984, Un mundo feliz) que sirven apenas para completar la fantasía de un escenario que el autor se negó a completar. En consecuencia el final pierde parte de su impacto aunado al tono apresurado que le acompaña.
Aún así la lectura de Fahrenheit 451 merece hacerse, sobre todo en estos tiempos, con redes sociales que censuran y una sociedad cada vez más alienada a lo “políticamente correcto” que no permite la polifonía discursiva.